Si empezamos preguntándonos ¿qué es el pensamiento sistémico?,
probablemente muchos sepan la respuesta y hasta sepan de memoria todos sus
principios y la teoría relacionada; pero en realidad es eso lo que importa?, ¿De
qué me sirve saber todo eso si en realidad no se aplicarlo y nunca lo he
utilizado? Solo es teoría que sabré por el momento y luego, después de un
tiempo, terminaré olvidándola.
Como estudiantes es importante que no todo el conocimiento
quede en los salones de clase, sino que vaya más allá y se aplique en el diario
vivir. En mi opinión, la materia de pensamiento sistémico logró cambiar la
forma de pensar de muchos, y aunque fue un proceso duro y lleno de dificultades,
todos logramos entender y aplicar este tipo de pensamiento.
En un principio, muchos veíamos todo nuestro alrededor
linealmente, nunca nos imaginamos el mundo de conexiones y relaciones que el
pensamiento sistémico nos iba a abrir. Fue un choque duro, pero es algo que se
tiene que vivir si se quiere cambiar de pensamiento, debe haber luchas contra
nuestra mente, para lograr abrir una nueva ventana de oportunidades.
En el mismo orden de ideas, considero que esta materia logró
cumplir las expectativas de muchos, pues no sólo nos dio las bases teóricas
necesarias para comprender el pensamiento sistémico, sino que poco a poco nos
guió para sumergirnos en él. En un principio las actividades en grupo, eran
solo eso, una actividad; no fue mucho el tiempo que tuvo que pasar para que nos
diéramos cuenta que estas actividades no eran solo eso, todo tenía su razón;
nos dimos cuenta que estos pequeños grupos que luego se reunían para unir todas
sus ideas y trabajos realizados, se comportaban como un sistema, en donde todos
hacíamos parte de él y participábamos activamente. Logramos aprender a trabajar
realmente en grupo, ver experimentalmente y por nuestra propia cuenta que si uno fallaba dentro de éste, todo el
sistema se veía afectado. Esto y muchos otros sucesos nos llevaron a ver los principios del
pensamiento sistémico aplicados a la vida real, aunque fueron casos pequeños
pudimos lograr identificarlos.
Por otra parte, quiero resaltar que el juego de Rise of
Nations es una muy buena estrategia para enseñar el verdadero significado del
pensamiento sistémico, porque no solo logra que los estudiantes lo entendamos
sino que lo apliquemos de una manera didáctica. Durante las partidas vemos que
no sólo es importante recoger recursos, sino también avanzar en eras, crear
maravillas, tropas, aviones, hacer investigaciones, tener ciudades completas,
entre otros, para poder alcanzar el objetivo. Es necesario que veamos todo esto
como un sistema, en donde unas cosas dependen de otras, y todo está relacionado
entre sí, que si descuidamos una de ellas, es decir, uno de los subsistemas, el
sistema general puede afectarse y no cumplir óptimamente con el objetivo. Por
ejemplo, si en una partida nos concentramos en construir muchos cuarteles, soldados
y elementos de guerra, y descuidamos los recursos, no vamos a poder avanzar en
eras, ni construir más ciudades, pues los recursos son escasos, y por ende,
todo el ejército que tenemos será débil, nuestro territorio pequeño y el
contrincante tendrá ventaja sobre nosotros, pues podrá avanzar en edades, tener
un ejército más fuerte y un mayor territorio. Es por esto que es importante que
tengamos en cuenta que un sistema debe crecer conjuntamente, es decir, cada
subsistema por igual, sin descuidar ninguno, para lograr óptimamente el
objetivo.
En el mismo orden de ideas, el torneo de Gamestemic fue otra
de las oportunidades que nos permitió trabajar a todos como un sistema y
aplicar lo aprendido en clase. Más que un trabajo académico, este evento fue un
reto para nosotros, pues nos permitió dividirnos en subgrupos (subsistemas) y
entender la importancia de cada uno de ellos; ver como todos tenemos que
conectar nuestras mentes para alcanzar un fin común. Aquí el pensamiento
individual no existe, todos éramos parte de un todo, independientemente del
comité al que perteneciéramos, es decir, fuimos parte de un sistema y aplicamos
el pensamiento sistémico.
Para finalizar quiero decir que la clase de pensamiento
sistémico cambió mi forma de ver las cosas. Durante las clases logré retarme a
mí misma, enfrentar mis miedos frente a la cámara, exponerme a un nuevo pensamiento, vivir nuevas
experiencias, entender la importancia de las relaciones y descubrir un mundo
nuevo de conexiones, que no sólo es importante tener en cuenta como ingeniero
industrial, sino como una persona integral. Es importante salir de la caverna en
la que estamos atrapados, vivir nuevas experiencias y descubrir mundos con
nuevas oportunidades y conocimientos. Pensar sistémicamente no es sólo saber su
significado, sino vivirlo y sentirlo.